Según el Consejo Nacional de Seguridad, se han registrado 38.680 muertes en carreteras en los Estados Unidos durante el año 2020. Siendo esta la cifra más alta por accidente de coche, camión, motocicleta y otros vehículos de motor desde el año 2007 (lo que incluye un aumento del 7,2% en los accidentes de homicidio culposo, existiendo una diferencia entre los 36.096 muertos de tráfico de 2019 y los 38.680 de 2020), un hecho sorprendente si se considera que los cierres de cuarentena de la pandemia del COVID-19 redujeron drásticamente la conducción y el tráfico. Más allá de la causa o naturaleza de estos, muchos de estos accidentes de tráfico han dado lugar a reclamos por muerte por negligencia.
Entre las posibles causas de este aumento de los casos de muerte en automóviles y otros vehículos, El Consejo Nacional de Seguridad ha resaltado el estrés causado por los problemas de salud, financieros y de otra índole derivados por la pandemia. Según observaciones del Consejo, los conductores estadounidenses están descargando sus ansiedades y otros problemas, como la depresión y la sensación de aislamiento y soledad, en las carreteras que actualmente se encuentran más vacías debido a la presencia de menos conductores.
En combinación con el deterioro emocional y mental de muchos conductores, las causas de este aumento también pueden incluir el hecho de que, debido a esta pandemia, la venta de bebidas alcohólicas (así como de sustancias ilícitas) ha aumentado mucho, existiendo nuevos récords de sobredosis de drogas y de casos de accidentes causados por abuso de sustancias.
Al hacer una comparación entre estos datos y lo que se esperaba del año 2021, el Consejo Nacional de Seguridad opinó que las colisiones de tráfico y reclamos de muerte por negligencia disminuirían durante el año pasado; sin embargo, esta proyección resultó errónea. Estudios más actuales sugieren que la pandemia ha hecho que los conductores de todo el país, incluidos aquellos que residen en California, se hayan vuelto más descuidados e incluso imprudentes. Este desafortunado desarrollo ha llevado a expertos del Consejo a afirmar que este comportamiento se ha convertido en un hábito que probablemente persistirá, afirmando que «nuestras carreteras son menos seguras de lo que eran antes de la pandemia».