Los reclamos por daños personales abarcan una gran variedad de situaciones y diferentes tipos de accidentes: puede que te hayas lesionado en un accidente de coche, al resbalar y caer en la propiedad de alguien, o al ser mordido por el perro de un vecino. Todas ellas se consideran distintos tipos de lesiones personales y el nivel de estas puede hacer una gran diferencia en el procesamiento de un reclamo.
Cuando un caso de lesión personal involucra lesiones que pueden ir de moderadas a graves, tiene efectos de larga duración, o involucra cuestiones legales de responsabilidad difícil de identificar, es mejor contratar a un abogado de lesión personal que se encargue de la negociación del acuerdo, y si es necesario, el litigio en la corte.
Si bien en algunas situaciones puedes ser capaz de gestionar un reclamo a través del seguro o del Tribunal de Reclamaciones de Menor Cuantía contra la otra parte por tu cuenta, en otras ocasiones, es posible que desees la asesoría de un profesional jurídico cualificado.
Adicionalmente, intentar gestionar una reclamación por cuenta propia para luego contratar a un abogado puede complicar el proceso de reclamación, por lo que es importante entender de qué eres capaz y qué está en juego si manejas mal tu caso. Si no estás seguro de lo que debes hacer o de cómo gestionar una reclamación, puedes considerar ponerte en contacto con un abogado inmediatamente después de tu lesión para realizar una consulta y averiguar si merece la pena contratar a un abogado.
Las compañías de seguros contra las que presentarás tu reclamo tendrán abogados luchando por ella. Estos abogados de ajustes son profesionales que pasan años e innumerables horas estudiando las particularidades de la ley y reuniendo conocimientos con el fin de asegurar que las compañías paguen la menor compensación posible. Si la compañía de seguros o la parte que estás llevando al Tribunal de Reclamaciones de Menor Cuantía tiene representación legal, puede ser mejor considerar contar con un experto de tu lado. Las siguientes situaciones son algunos de los ejemplos en los que es mejor contar con un abogado de tu lado:
- Tus lesiones son más leves de lo que pensabas
- Crees que tienes derecho a una indemnización por «daños y perjuicios».
- Crees que las compañías de seguros tienen como objetivo principal pagarte lo menos posible