Las lesiones cerebrales traumáticas pueden tener un gran impacto en la vida de la persona que las sufre. En muchos casos, mantener un empleo, relaciones personales y vivir de manera independiente puede no ser una tarea fácil. Por esta razón, es necesario que después de sufrir un accidente, especialmente uno tan perjudicial para tu salud, consultes con un abogado para que pueda asesorarte adecuadamente sobre las acciones disponibles para obtener una compensación justa.
El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) señala que “las lesiones cerebrales traumáticas moderadas y graves pueden dar lugar a cambios físicos, cognitivos, emocionales y conductuales de por vida”. Las estadísticas del CDC muestran un panorama general sobre los resultados a los cinco años de las personas que experimentaron una lesión cerebral traumática:
- El 22% falleció dentro de los cinco años.
- El 30% empeoró su situación de salud.
- El 22% se mantuvo igual.
- El 26% mostró una mejoría.
Es fundamental para los pacientes accidentados recibir servicios de rehabilitación que mejoren o estabilicen su calidad de vida después de la lesión cerebral traumática.
Al sufrir estas desmejoras drásticas debido a la negligencia de un tercero, debes saber que tienes opciones legales para no cargar con las consecuencias económicas que conlleva. La Ley de California está de tu lado y te ayuda a buscar una compensación económica causada por la imprudencia ajena. La persona o empresa responsable deberá hacerse cargo de todos los gastos relacionados con tus lesiones, tanto físicas como emocionales, así como también las pérdidas de ingresos. Estos incluyen:
Gastos de tus tratamientos médicos: Desde la atención inicial hasta la rehabilitación y cualquier terapia o atención médica continua que necesites actualmente o en el futuro.
Salarios perdidos: En caso de no poder trabajar durante tu recuperación inmediata y el tiempo que pasas en rehabilitación, kinesiología, terapia ocupacional, etc.
Salarios futuros perdidos: Cuando el accidente afecte tu capacidad para seguir generando el mismo ingreso.
Dolor y sufrimiento: Esto se relaciona con el dolor emocional y el malestar físico que sientes al no poder retomar tus actividades diarias.